En la Cocina
Para cocinar pueden usarse las hojas de la planta. Una costumbre habitual de los cultivadores es guardar las flores de la planta para fumar (los cogollos) y usar las hojas para la cocina del cannabis. Incluso muchos cultivadores desprecian las hojas, y aunque éstas contienen mucho menos THC que los cogollos, también lo contienen y puede sacarse un gran partido de él en la cocina. Fumar las hojas, en cambio, no añadirá más que aspereza a un buen porro de hierba.
Así pues, la olla parece su mejor fin. De todos modos, los cogollos también pueden ser aptos para la cazuela, pero debemos ser conscientes de que son más potentes (cuidado con la dosis) y, si no los cultivamos nosotros mismos, más caros.
Lo mismo pasa con el hachís. No podemos usar la hierba o el hachís sin prepararlos antes, no serviría de nada porque se encuentran en una forma no activa oralmente. Lo que conviene al cocinar es que los cannabinoides que están en los tricomas de la marihuana (entre ellos el psicoactivo THC) pasen a la comida. Para eso hay que tener en cuenta que los cannabinoides están contenidos en una base de aceite. Lo que es necesario al cocinar es reventar estas capsulitas (tricomas) y conservar la base aceitosa.
En el caso de la marihuana hay que hacerlo en una base grasa, como mantequilla o aceite, o alcohólica.
Es una gran diferencia con otro tipo de drogas, las alcaloides. Sus sustancias psicoactivas pueden disolverse y emplearse después en agua, cosa que sería totalmente ineficaz con la marihuana. Por ejemplo, si hacemos una infusión de hojas de marihuana en agua hirviendo, no obtendremos un té psicoactivo, sino agua caliente con sabor cannábico. Por eso, como veremos, siempre hay que incorporar algún elemento graso en las recetas (aceite, leche, mantequilla). Ahí las sustancias psicoactivas quedan fijadas y a punto para que tu sistema digestivo pueda aprovecharlas.
Temperatura Cocción
Hay todavía dos condicionantes más que hay que tener en cuenta en la cocina cannábica: la temperatura y la cantidad (que no es lo mismo que la dosis de hierba empleada). No es conveniente usar el cannabis a altas temperaturas, porque igual que se destruyen los ácidos grasos y las vitaminas de cualquier aceite al cocinarlo, algunos cannabinoides se alteran también por efecto del calor. Pero hasta cierto punto, calentar la marihuana o el hachís es necesario para que sus compuestos se activen y queden disueltos en la base grasa o alcohólica.
Por eso, al cocinar con cannabis, es mejor hacerlo durante más tiempo a menor temperatura, que no poco tiempo a alta temperatura. Intenta no superar los 150oC y evita el microondas. La cantidad de comida que ingieras junto al cannabis marcará también una diferencia. Las dosis de hierba empleadas son siempre las mismas: son fijas por persona y se refieren al total; es el máximo que puedes tomar cada vez. Por tanto, cuanta más comida tomes, menos efecto surtirá la hierba.
Cantidad de uso en la Comida
Es una cuestión crucial en la cocina del cannabis. Hay que ir con cuidado tanto con la cantidad que se utiliza en cada receta como con la cantidad de comida con marihuana que se ingiere. Es muy típico el caso de las galletas de marihuana; como el efecto no se nota de inmediato, es fácil darse un atracón de galletas antes de notar que nos hemos pasado. El colocón de marihuana comida puede llegar a ser muy fuerte, mucho más potente que si nos pasamos fumando. En dosis muy altas, los efectos pueden parecerse más al de los hongos psilocibes. Si esto te suena interesante, adelante, pero recuerda que los efectos pueden sorprenderte, y ten el detalle de explicar bien a los demás invitados al banquete, si los hay, qué están comiendo. Puede que no a todo el mundo le apetezca pasar por una experiencia así. Si vas con cuidado, no tendrás ningún problema y podrás compartir unas buenas risas con tus amigos, o un agradable momento de introspección contigo mismo o con quien quieras. La potencia final de una receta depende de tres factores:
♦ El tipo de hierba utilizada: ya sabemos que no toda la marihuana es igual. Si la hemos cultivado en casa con todas las atenciones, quizá nuestros esfuerzos se hayan visto recompensados con una hierba excelente, muy activa. En cambio todos nos hemos encontrado también con algunos fiascos… Bueno, pues esto hay que tenerlo en cuenta frente a los fogones. Ante la duda, una breve cata fumada nos iluminará sobre el grado de «peligrosidad» de nuestro principal ingrediente.
♦ La cantidad de hierba que usemos en la receta: estamos hablando de cantidades muy pequeñas, de 0,5 a 2 gramos de hoja por persona, y de 0,15 a 0,5 gramos si usamos cogollos o hachís bueno.
♦ La constitución y experiencia del comensal: como es lógico, a menos peso y experiencia fumando marihuana, más prudentes deberemos ser con la dosis.
♦ Hoja de calidad media: de 0,5 a 2 gramos.
♦ Cogollo o hachís de calidad media: de 0,15 a 0,5 gramos.
♦ Mantequilla y aceite de marihuana: de 2,5 a 10 gramos. Algo más que media cucharada de postre
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